Difícil encarar en pocas líneas una síntesis de
tanto transitado, de tantos desafíos y fundamentalmente de tango cariño y
aprecio. Mi labor comenzó allá por octubre de 2003, cuando ingresé para coordinar un proyecto sobre prevención del
VIH en comunidades en situación de vulnerabilidad, ambicioso proyecto que se desarrolló en 31
comunidades en 9 provincias, con un financiamiento del Fondo Mundial de Lucha
contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Sin embargo, a poco de ingresar
me percataba de que el
primer gran desafío para que el proyecto pudiese llevarse adelante no sería el
proyecto en sí, ni el abordaje comunitario, sino el abordaje de nuestra propia
comunidad, la
comunidad de Cruz Roja, cambiar mentalidades hacia adentro, ese fue el primer
gran desafío y nos pusimos en marcha con el maravilloso equipo que me había
tocado. Así mismo
no solo contábamos con el aval del gobierno de Cruz Roja Argentina (CRA), sino
fundamentalmente con el entusiasmo y el compromiso del voluntariado.
Encarnar nuestros principios y valores
fundamentales y no solo recitarlos, necesitan mucho más que solo nuestra comprensión, necesita que
cada unx de nosotrxs podamos
reconocer nuestras propias creencias y prejuicios respecto del mundo de la
sociedad y del ser humano.
Una vez que las identifico y que sé que son parte
de mí, puedo reflexionar e interpelarme a mi mismx y aunque las asuma como
propio y me identifique con ellas conscientemente, eso me permitirá evitar que
mis prejuicios y creencias se pongan en juego en nuestra acción humanitaria y
en todas las acciones que emprenda en las comunidades, incluyendo la propia y
así entonces obrar desde nuestros principios y valores fundamentales como Cruz
Roja.
Venimos de una institución mucho más que
centenaria:
solida,
con experiencia, con una gran mochila de éxitos y magnifica contribución en la
acción humanitaria, pero también en cierto modo muy rígida y conservadora. Estas últimas son características muy obstaculizadoras a la hora de
emprender un proyecto sobre salud y derechos sexuales, en particular
sensibilización y prevención del VIH y contribuir a reducir el estigma y la discriminación
asociadas al VIH. Se trata de abordar temas de sexualidad, de diversidades y
disidencias sexuales, de consumo de sustancias, del trabajo sexual, de
prácticas sexuales, de deseo, goce y disfrute sexual; también de violencia, de asimetrías y desigualdades
de género, del ejercicio de nuestros derechos, de la participación comunitaria,
de la demanda de políticas públicas, del respeto... ¿De qué serviría dar una charla prejuiciosa
sobre abstinencia, fidelidad y preservativos (que era lo que se hacía hasta ese
entonces) o aun facilitar un taller
sobre el correcto uso del preservativo sin interpelar e invitar a la toma de
conciencia de las comunidades y las personas sobre sus prácticas sexuales, sobre sus deseos, sobre sus formas de vincularse, sobre
el respeto entre todxs, sobre el compromiso social etc?
Con el equipo arremetimos en estructurar unos
talleres de tres jornadas por instancia, con énfasis en los procesos de
enseñanza y aprendizaje participativos, con numerosas técnicas que desde lo
recreativo nos proponían repensarnos a cada uno de nosotrxs sobre nuestra
manera de relacionarnos, el ejercicio de nuestra sexualidad y el reconocimiento
de nuestras diversidades, así como también sobre nuestra hermandad humana. Los espacios resultaron altamente movilizantes para el
voluntariado y la demanda con los meses aumentó mucho más allá de las filiales específicas incluídas en el proyecto incial. En esos años se logró que casi la mayoría de las
filiales encaraban acciones relacionadas al VIH y la salud sexual, comenzamos a
tener un reconocimiento a nivel local y regional respecto al trabajo en el tema, siendo invitadxs a
conformar parte de las mesas de diálogo multisectoriales y multiministeriales a nivel
local, nacional e internacional.
El proyecto por el que inicialmente había sido
contratade, no solo había logrado los objetivos y metas que tenía propuesto,
sino que se profundizó
en
el trabajo de inserción comunitaria, entendiendo a las comunidades no solo en
su dimensión territorial-geográfica. En 12 provincias comenzaron a funcionar
más de 40 grupos de apoyo para personas con VIH en nuestras filiales, cada uno
con modalidades propias que definía cada grupo. El trabajo de articulación con
las políticas públicas especialmente de Salud y Educación hizo que esas
filiales fuesen
la
organización civil a la que se le encomendaba el liderazgo de acciones en
diferentes ámbitos.
Comedores comunitarios que otrora habían
literalmente expulsado a personas con VIH, por temor, ahora no solo los
reintegraban para que pudieran alimentarse, sino que organizaban en el propio
comedor grupos de apoyo para personas con VIH del barrio. Cientos de jóvenes y
adolescentes de las comunidades se sumaban como pares multiplicadores, a
sensibilizar en espacios de encuentro habitual de jóvenes en el barrio, plazas,
esquinas, canchitas de futbol.
A partir
de las experiencias con los grupos de apoyo y reflexión de VIH, se conformaron
grupos con características particulares, como algunos grupos de personas trans
con VIH o grupos de personas usuarias de sustancias psicoactivas; la mayoría de ellos luego se organizaron y conformaron sus propias
asociaciones o redes, muchas de ellas se incorporaron a redes nacionales de VIH o frentes de asociaciones.
Esos grupos empezaron a lograr el ideal de lo que podemos considerar como
comunidad resiliente, terminando en la gestación de su propia organización.
Los logros que tuvimos en el desarrollo del
proyecto y luego del programa de VIH, fueron posible sin lugar a dudas por
contar con la gran estructura y desarrollo territorial de CRA.
Mi recorrido venía de la docencia, el trabajo en
hospitales y en organizaciones pequeñas con incidencia en ámbitos locales. En CRA apenas ingresé tuve que
rápidamente aprender a trabajar en una enorme organización, con una red
territorial nacional, trabajar con los procedimientos y protocolos
administrativos y de control, necesarios para sostener acciones simultáneas de
distintas provincias al mismo tiempo. Todo ello
fue un gran desafío y aprendizaje para mí y, de hecho, cada vez que he sido tentade de sumarme a otra organización -y a pesar que a veces en términos económicos los
ofrecimientos eran muy atractivos-, siempre ha tenido más peso la increíble labor del voluntariado y el
llegar a comunidades donde casi ninguna organización llega, en simultaneidad en distintas provincias y
extremos del país. Ese abrazo humanitario gigantemente abarcativo y
a la vez singular, ha sido el gran corazón que siempre se anteponía a cualquier
ofrecimiento o idea de volar hacia otra organización.
Estos desarrollos fueron percibidos por la
comunidad internacional, la Secretaría de la Federación Internacional de Cruz
Roja y Media Luna Roja, nos invitaba y participaba a diferentes eventos, a
compartir nuestro trabajo con colegas de diferentes regiones del mundo, así
mismo nos solicitaba que ocupáramos espacios de representación de la FICR en
diferentes ámbitos, como las conferencias mundiales de Sida en las que fuimos
invitadxs a todas desde el 2004 hasta la última presencial en Amsterdam 2018.
Hemos sido parte de la delegación oficial de país y de la delegación de la FICR
en las Asambleas Generales Especiales de Naciones Unidas para el VIH en el 2008,
2011 y 2016 y, además, -también como único integrante de la delegación oficial país y de la FICR- en la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas
para la Tuberculosis 2018. Así mismo, se decidió que yo integrara
el grupo de gobernanza de VIH de
la Federación Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja que funcionó entre
el 2006 y el 2010, en el que por primera vez había un técnico sentado con los
demás presidentes que conformaban el grupo, como un par más con voz y voto.
Desde allí pudimos impulsar la conformación de la Red Global de Personas con
VIH de Cruz Roja y Media Luna Roja, que llegó a tener puntos focales de todos los continentes, y que fue invitada por
otras organizaciones internacionales para tomar ideas para conformar redes similares
en sus propias organizaciones. Eso nos llevó a ser socios estratégicos para los armados de dos de los Livings, las cumbres mundiales de liderazgo positivos.
Inclusive a ser invitadxs a ser parte de una mesa por la embajadora de ONUSIDA, la princesa Estefanía de Mónaco.
Mientras tanto, en Cruz Roja Argentina ya había pasado de coordinar un proyecto, a ser nombrade Coordinadore de Programa.
El trabajo en VIH y Salud Sexual nos hizo incorporar y, a la larga, expandir las acciones en todo lo relacionado con Salud y Derechos
Sexuales, como así también en las temáticas de Genero y Diversidad. Esto último asociado al estigma, la discriminación y la violencia de género. Así mismo, como de
entrada nuestro abordaje en VIH incluía el enfoque de reducción de riesgos y
daños asociados al consumo de sustancias psicoactivas, esa fue la otra temática
en la cual empezamos a desarrollar nuestras acciones. Nuestro trabajo se
desplegó en todos esos ámbitos, generando la existencia de nuevos programas nacionales como el de
Género y
Diversidad el de Prevención y Reducción de daños asociados al consumo
problemático de sustancias y el programa de Apoyo Psicosocial. Este último gestado sobre todo a partir
de nuestro trabajo con los grupos de apoyo para las personas con VIH y del rol que tuvimos en la terrible tragedia del
Incendio de Cromagnon donde fallecieron 194 jóvenes.
Estos programas profundizaban y generaban nuevas necesidades, no solo en el abordaje comunitario, sino también y fundamentalmente en el
cambio de mentalidades hacia el interior de nuestra propia organización. Se intensificaron en los años los talleres y sensibilización en las
diferentes temáticas, así como lo había sido en VIH. Se trataba de abordajes abiertos, participativos, que no dejaban a nadie
afuera: porque no es lo
mismo trabajar en sustancias psicoactivas desde un enfoque abstencionista y
prohibicionista, que desde un enfoque de reducción de daños, del sujeto usuario
de sustancias como sujeto de derechos. Ni qué hablar de
abordar la temática de género y diversidad, desde una perspectiva inclusiva,
desde un abordaje de derechos, que cuestiona la desigualdad, la asimetrías de
poder, la violencia y al machismo como idiosincrasia productora de esas
violencias y desigualdades. De hecho en el año 2010 fuimos con otras organizaciones quienes
inauguramos la campaña de Hombres contra el Machismo, entendiendo que los
varones deben sumarse a las acciones y el reclamo por una sociedad más
igualitaria entre los géneros. Así mismo en esta campaña los voluntarios varones
cis géneros, se comprometían a
revisar sus prácticas machistas naturalizadas y sus micromachismos y a hacer acciones para cambiarlas. Justamente trabajamos en nuestros talleres de sensibilización para que
todos, todas y todes nos reconozcamos como machistas, ya que por ser educados y
criadxs en una cultura machista
inevitablemente reproducimos el machismo y una vez que nos reconocemos ahí
podemos empezar a deconstruirlo y promover una nueva conformación social y
cultural con otro tipo de vínculos más respetuosos y solidarios.
Ya para ese entonces, había sido nombrade en Cruz
Roja Argentina como Subdirectore de Salud, a
cargo de todos los Programas
de Salud.
Nuestra labor ha sido destacada en varios
programas y hemos sido requeridos en ámbitos regionales y mundiales por
nuestras experticias, pero fundamentalmente por nuestras experiencias en el
trabajo a nivel comunitario con enfoques arriesgados pero
sobre todo coherentes a nuestros valores y principios organizacionales en los
siguientes temas:
Salud comunitaria. No solo por la experiencia en las comunidades,
sino por el rol de liderazgo en las Américas
Apoyo Psicosocial que además de siempre sostener lo fundamental
del abordaje comunitario del APS hemos sido siempre insistentes y hasta el hartazgo en el “Cuidar a quienes cuidan”, es decir, a nuestro voluntariado
Género y Diversidad por nuestro abordaje desde una real perspectiva
de género y
diversidad, inclusiva, integral, no biologisista, ni hetero-cis-normativa, y por incluir el trabajo con personas de colectivos de la
diversidades y disidencias sexuales.
Prevención y Reducción de daños asociados al consumo problemático de
sustancias psicoactivas siendo quienes impulsamos la instalación de la
temática por primera vez en el documento de la Conferencia Interamericana en
2007 en Guayaquil. La primera SN en las Américas en tener un programa aprobado por Asamblea General en el 2010, programa ampliamente difundido en las acciones que
llevan adelante la filiales, con mensaje claros y audaces de autocuidado y cuidado colectivo desde la perspectiva de la reducción de daños y de géneros y diversidades en sus
herramientas comunicacionales
Salud Sexual y VIH, ya de alguna manera abordado.
Seguridad Vial, con experiencias de trabajo en un desarrollo de
tres años de un proyecto de investigación-acción liderado por jóvenes
fundamentalmente en el eje de seguridad vial y consumo de sustancias. Escogidos
por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, para sensibilizar y capacitar en
todo el país a todxs lxs agentes que intervienen en la respuesta a víctimas y red social afectiva de un siniestro
vial.
Programa de Personas Adultas Mayores, que más allá del servicio de Teleasistencia Domiciliaria, ha creado una red de voluntarixs que visitan
en sus hogares y en instituciones a las personas adultas mayores y trabajan
desde el enfoque de envejecimiento saludable.
Esto, solo por mencionar aquellos programas en los cuales hemos tenido algún
reconocimiento especial, pero que no agota los programas a cargo, como los de
Donación de Sangre, Agua y Promoción de la Higiene, Estilos de Vida Saludables,
Salud en Emergencias, Migraciones, No discriminación y derechos.
Todos llevado adelante gracias a un pequeño pero
gigante equipo en el último tiempo compuesto por Mónica Ventura, Manuelita Diez
y Jonatan López Márquez (y las 9 operadoras de teleasistencia) y también
déjenme mencionar que hay
una lista muy grande de otrxs extraordinarias compañerxs que me acompañaron en
estos 17 años y que han sido fundamentales para el gran desarrollo que han
tenido nuestros programas, y para mi desarrollo
personal y profesional en la institución. Quise
empezar a nombrales a todxs pero cuando ya llevaba diez renglones de nombres y
me daba cuenta que tenía que
seguir sumando personas y me faltaba además empezar a mencionar a colegas de distintos
países y de la FICR, decidí solo dejar al equipo de la Dirección de Salud de la última etapa. Pido mis más sinceras disculpas por no mencionarles a todxs, pero por
otro lado esa lista que crecía sin parar, otra vez me hace dar cuenta de que soy
una persona millonaria en haber sostenido vínculos afectivos, solidarios y
comprometidos con tantas personas increíbles. GRACIAS, GRACIAS Y MUCHAS GRACIAS.
Sin embargo, lamentablemente me encuentro en un momento de
gran tristeza y dolor. Desde hace una semana me vi obligade a darme por
despedide de CRA, después de los reiterados reclamos que hice para que cesara
el mobbing laboral que estaba sufriendo. Sin lugar a duda mi sueño y mis deseos
estaban en seguir desempeñando mi labor con el mismo compromiso hasta poder
jubilarme, pero parece que no era lo que quería el gobierno de la Sociedad Nacional.
En los dos últimos años, después de siete años
como Directore a
cargo de la Dirección de Promoción de la Salud y Desarrollo Comunitario se me
excluyó en forma creciente de cualquier ámbito de decisión y participación. La
Dirección a mi cargo se ha
visto cada vez más relegada de la intervención de salud en emergencias, traspasándose
dicha intervención a otras direcciones y áreas. Llevando nuestra labor a un
aislamiento creciente. Esto es así al punto que
en febrero, se me envió un mail
indicándome que no debía brindar información a la Coordinadora Regional de
Salud para América de la Federación Internacional de Cruz Roja, con quien tengo
vinculo por ser Directore de Salud, y siendo que en esa calidad había sido
consultado por ella sobre la situación socio sanitaria de las comunidades
Wichis en Salta. En
dicho mail se me indicaba que “NO SE ENVIARA NINGUNA INFORMACION sino es en
forma coordinada y a través de (interpósita persona)”.
Cercenándose así la comunicación directa con la Coordinadora Regional de Salud.
En el marco antes señalado en mi condición de
Directore de Salud de la Cruz Roja Argentina,
hasta hace dos años yo tenía a mi cargo 12
programas -distribuidos
en tres coordinaciones-. De los
mismos, fueron eliminados y/o traspasados a otras Direcciones primero dos programas, y el 4 de julio
de 2020 tras haberme “atrevido” a osar proponer en un email, estudiar medidas
de apoyo al
voluntariado por los problemas
emocionales y económicos generados por la pandemia, sin ningún tipo de
justificación, se me comunica que serían retirados de mi Dirección tres
programas más. Entre ellos, justamente con el que intentábamos contener al voluntariado que es el de “Apoyo Psicosocial” y desde el cual hice la mencionada propuesta de acompañamiento y apoyo.
Junto con este nuevo recorte de funciones, en misma fecha también retiraron de
mi cargo dos de las tres coordinaciones y 11 de los 12 empleados a mi cargo
(dos coordinaciones y 9
operadoras de tele-asistencia). Evidentemente se busca aleccionar sobre los
“resultados” de realizar propuestas o plantear problemas, y de generar
desasosiego y cansancio de mi parte viendo cómo se cercenan mis funciones,
tareas y responsabilidades al extremo, vaciando literalmente la Dirección de Salud: lo cual
representa no solo una
contradicción flagrante en sus propios términos en un cuadro de pandemia y
emergencia sanitaria sino
también una manifiesta violación a mi derecho a expresar mis pensamientos.
En referencia a mi mail enviado al Consejo de Gobierno de la Cruz Roja Argentina el 30 de junio de 2020, expresando la
preocupación respecto del voluntariado, recibí como única respuesta, además del
drástico recorte mencionado, un mail en términos de reprimenda y amenaza, que
nada tienen que ver con el tono propositivo y respetuoso de mi misiva y expone
claramente la animosidad del Consejo Directivo. Allí en primer lugar se me reprocha que en forma “malintencionada” estaría
“quebrando el orden jerárquico -que estás
obligado a respetar-, utilizas un mecanismo de “per saltum” esquivando a
tu Secretario y a esta Secretaria General, para enarbolar ante el Consejo
de Gobierno, tu supuesta abogacía de las vulnerabilidades de nuestro
voluntariado” lo cual constituiría una “reiteración” de “conductas
inadecuadas y de grave incumplimiento a tus obligaciones como empleado de Cruz
Roja” donde además se intenta
adjudicarme un supuesto “efecto por vos querido” de “enaltecer
tu figura supuestamente quijotesca”. y se me acusa de una supuesta
“actitud
demagógica y populista”, lo cual en realidad refleja su animadversión
para conmigo y mis opiniones políticas y/o sociales. Y nada en mi trabajo
diario ni ninguna otra actitud de mi parte justifican de algún modo que en ese
email se asevere de mi parte “un
intento por desestabilizar a la jerarquías del Órgano de gestión
trasluce una conducta gravísima de tu parte que evidencia un también gravísimo
incumplimiento a los deberes a tu cargo como dependiente de Cruz Roja
Argentina”. Por último
me amenaza con pretensión de coartar mi libertad de
pensamiento y expresión intimándome a “abstenerte en el futuro de reiterar
actitudes y conductas como las aquí criticadas, bajo apercibimiento de disponer
las sanciones disciplinarias” indicándome al mismo tiempo que “sin
perjuicio de lo cual te hago saber que tu mail de fecha 30 de junio de 2020
aquí referido y la presente respuesta será archivada y registrada en tu legajo
personal.” Todo esto, constituye un claro y manifiesto hecho de
persecución y un cercenamiento a la libertad de expresión, que rechazo
enfáticamente y repudio.
Nada, absolutamente nada, de mi
comportamiento, actitudes, acciones desarrolladas, labor encarada ameritaba tal
destrato como el de estos últimos cuatro meses. El hecho de que
absolutamente nadie del Órgano de Gobierno ni de la alta gerencia -a pesar de haber enviado telegramas poniéndoles en conocimiento de situaciones que venía
soportando y por supuesto exigiendo se modifiquen-, nadie en cuatro meses intentó
ponerse en contacto, comunicarse
conmigo con una mínima consideración y respeto, que merece cualquier ser humano pero más
después de 17 años de trabajar juntxs. Todo lo contrario, en las cartas
documento de respuestas que he recibido por supuesto rechazando todo lo
mencionado que es lo mismo que menciono aquí, además se me trata de amedrentar
aseverando que accionarán contra mí por imputarle “falsos cargos”, cuando soy
yo quien ha reclamado e intimando el cese del trato discriminatorio, maltrato y
mobbing laboral sobre mi persona.
Se me respondió con más destrato y
discriminación, sin ya ni siquiera indicarme, en estos últimos meses, las
tareas teniendo en cuenta el actual y nuevo organigrama. Muy lejos del espíritu
de Cruz Roja, que ni siquiera se haya podido actuar de una manera más correcta
institucionalmente, al menos con algo de nuestra tan mentada Diplomacia Humanitaria.
Jamás hubiera pensado que tendría que exponer
este tipo de situaciones, pero ante semejantes hechos quedar en silencio es
imposible.
Es un momento de herida abierta, pero también el
momento en el que me nace escribir. Me queda el cariño y los numerosos mensajes
de fuerza y coherencia que me han transmitido mis compañerxs a los que quedaré
eternamente agradecide y el ejemplo de la humanidad amorosa y solidaria que
representa el voluntariado, que es el gran motor y corazón de Cruz Roja.
José María.